
qué trabajoso es resignificar todo eso cuando a uno ya le duele recordar.
no quiero acercarme más al suelo; no quiero que me acose el teléfono, porque suena o porque jamás lo hace; no quiero cartas ni dibujos; ni aquél fibrón celeste con el que te amenacé; no quiero buscar recetas nuevas en los libros de cocina ni "adiviná lo que estoy pensando"; no quiero discutir pavadas; no quiero mis manos ni vacías ni libres; no quiero fruncir el seño intencionalmente nunca más y no quiero más colecciones porque siempre me va a faltar una parte.
No quiero escuchar promesas.
y que deje de perturbarme el pensamiento de lo hermoso que pudo haber sido abril.
te dije que aunque no vinieras te ibas a quedar acá para siempre
te dije que aunque te fueras te ibas a quedar acá para siempre.
nunca te mentí.
:.