6 de febrero de 2009

al revés







me divierte pensar que en algún momento, en alguna esquina, -mientras reclamabas besos que yo intentaba pero nunca colmaban tus expectativas- esperaba no escuchar nunca más ese tic tac que siempre, por mucho que quisiera desoírlo, se hacía presente.
sonrío con la inocencia de los chistes malos, de la gente entrando y saliendo, de las frases entrecortadas si recuerdo mis pies en puntitas para alcanzarte y pedirte que ensayaras un abrazo de esos, perfectos como yo los quería y nunca lograbas.

y sin embargo estábamos ambos
dando lo mejor que podíamos...

y entonces bastó encontrar alguien más
que aprenda los besos que mejor te conocen
alguien más que sepa el abrazo
que encaja perfecto en mi cintura demandante

y entonces bastó encontrar alguien más
para darnos de verdad
lo mejor que podíamos darnos

este diálogo delirante, este ir venir de libros y relojes que no avanzan o no importan, éste ricón nuestro con fotos movidas y carcajadas contenidas por eso de que "el cliente siempre tiene la razón", estas películas malas en cines baratos, estas noches de pororó interminables

y estos paseos que antes no veíamos por estar mirandonos.

[a veces tiene sentido empezar a leer una historia por el final]

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